Texto de Clara Buxó
El fin de semana formando por los días 17, 18 y 19 de Febrero tuve la oportunidad de asistir a unas colonias organizadas por la parroquia de la Concepción. Estas eran específicamente para los grupos de LIFE, EDGE y POST. El lugar donde se realizó esta convivencia fue en una casa grande situada en el Montseny.
Durante este tiempo tuve la ocasión de poder pasármelo bien con gente de mi misma edad. Recuerdo haber hecho un sin fin de actividades: Juegos nocturnos, una gincana, un bingo, una excursión,… Con estas actividades me he podido integrar más en el grupo sintiéndome acogida tanto por los monitores como por los demás niños.
También pude aprender a entregarme más a los demás mediante el servicio. Cada día había una manera diferente de ayudar, ya fuera limpiando, poniendo la mesa, preparando alguna actividad o incluso cocinando la comida. Aunque tengo que admitir que también tuvimos la suerte de que vinieran unos padres, de una chica del grupo, de manera voluntaria para cocinar un asado argentino, que estuvo muy bueno. También tuvimos la gran suerte de tener a algunos invitados, familias de la parroquia que pude conocer gracias a esta actividad.
Pero no solo tuve tiempo para reír, divertirme, conocer a personas, ponerme al servicio de los demás y pasármelo bien. Sino que también pude desconectar de todo para centrarme en mi relación con Dios. Rezabamos todas las mañanas y noches, reflexionando sobre todo lo que había pasado durante aquellos días y agradeciéndole por todo lo que teníamos. Tuvimos una catequesis donde descubrí más sobre San José, cosa que me ayudó a entender la importancia de servir a los demás. Pude participar en un par de misas celebradas por Mn Joan, donde participé en su preparación. Y por último, pero no por ello menos importante, pude reflexionar y rezar en una adoración a la que estuve invitada a participar. Gracias a estas sencillas actividades me he dado cuenta de la importancia de cuidar mi relación con Dios y eso es algo de lo que les estaré agradecida a todos los organizadores de esa convivencia.
Después de estos días volví cansada a mi casa, pero teniendo en cuenta todas las risas, retos, actividades y todo lo que he aprendido sobre virtudes y vivir nuestro día a día teniendo presente al Señor, puedo asegurar que valió la pena.